Boletín No. 2 Marzo, 2022

Le damos la bienvenida al boletín informativo del mes de Marzo, a continuación le mostramos las temáticas de este mes:

La recién aprobada ley fue presentada en abril del año 2019: desde entonces, ha sido objeto de polémica por las críticas de fondo de numerosos sectores y empleados públicos, como sindicatos y universidades, debido a la violación de la autonomía entregada por el constituyente a diferentes instituciones estatales, así como por situaciones evidenciadas que llegan contrarían distintos preceptos legales emitidos en nuestra normativa nacional.

La aprobación de Ley marco del empleo público no es un hecho aislado, por el contrario, corresponde a una problemática económica, política y social, vinculada con el crédito con el Fondo Monetario Internacional (FMI), además de que brinda seguimiento a la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas N.o 9635.

Afectaciones a las universidades públicas

 

En la aprobación de la ley, se denota la omisión de incluir el respeto constitucional de la autonomía universitaria -en su tercer grado- fue obviado como garantía constitucional por parte del Poder Legislativo, la cual cual es fundamental en tanto resguarda la educación pública superior del entrometimiento de los intereses políticos en su organización, en su financiamiento y en su administración.

Entre las múltiples afectaciones planteadas por el Legislativo cabe indicar que se violenta, de manera agravada, la autonomía de las universidades públicas, el derecho a la negociación colectiva y, en consecuencia, los derechos laborales de los funcionarios institucionales. De igual forma, dentro de los numerales más específicos se señala que, dentro de las lesiones a la autonomía universitaria, está la división de los funcionarios de las universidades en dos regímenes diferentes: uno administrado por la institución y, el otro, por el Ministerio de Planificación Nacional y Política Económica (Mideplan).

En relación con lo anterior, establecer el sometimiento de funcionarios universitarios a un órgano adscrito al Poder Ejecutivo como el MIDEPLAN será el inicio del despojo de decisiones autónomas necesarias con las que cuentan nuestras universidades estatales, las cuales fueron investidas por el Constituyente de 1949.

Ciertamente las universidades son autónomas, quizás las más autónomas de todas las instituciones creadas en Costa Rica: gozan, por disposición constitucional, de los tres grados de autonomía, una condición que no cumple ninguna otra de las entidades autónomas; entonces, además de la autonomía administrativa que es consustancial a la descentralización, ostentan la de gobierno y son las únicas con autonomía de organización, de ahí que son sus estatutos orgánicos, y no la ley, los que determinan su estructura y la forma en que se eligen las autoridades administrativas y académicas.

En torno a lo expuesto, la sentencia de la Sala Constitucional N.o 1993-01313, del 26 de marzo de 1993, en el apartado “Significación del concepto de autonomía”, es clara al manifestar que “la Universidades del Estado están dotadas de independencia para el desempeño de sus funciones y de plena capacidad jurídica para adquirir derechos y contraer obligaciones, así como para darse su organización y gobierno propios. Esa autonomía, que ha sido clasificada como especial, es completa y por esto, distinta de la del resto de los entes descentralizados en nuestro ordenamiento jurídico”.

Partiendo de lo indicado en la anterior sentencia, no se comprende las razones por las cuales el legislador no utiliza la verdadera denominación enmarcada para la realidad de la exclusión de la universidades estatales, en lugar de enunciar una muletilla como “y a los entes públicos con autonomía de gobierno u organizativa, según la determinación que realice la respectiva institución”, la cual no engloba el verdadero concepto de la autonomía que resguarda las universidades públicas y termina siendo un ente competente de la aplicación de la Ley Marco de Empleo Público.

En el mismo orden de ideas, se destaca de manera específica los límites de la negociación colectiva que restringe el derecho constitucional, enumerada en el Convenio N.o 154 de la Organización Internacional del Trabajo.

En materia disciplinaria, la misma ley da un giro radical a la naturaleza de la evaluación de desempeño del funcionario público, de manera que deja de ser un instituto de reforzamiento laboral en perspectiva de mejora, para llegar a ser uno punitivo; por ejemplo, será causal de despido inmediato obtener dos evaluaciones del desempeño consecutivas inferiores a una calificación del 70%. La nota debe quedar en firme una vez superado el proceso de impugnación

Es menester agregar que lo mencionado abarca las cuantías de las afectaciones, pero dentro de lo expuesto se hace hincapié en las más agravantes para el funcionamiento institucional, desde la perspectiva de los derechos laborales.

 

Acciones por tomar tras la aprobación de la Ley Marco de Empleo Público

 

Teniendo en cuenta que, con sus resoluciones, la Sala Constitucional ha perdido credibilidad, por su evidente acomodo político, contrario a su función fiscalizadora respecto del cumplimiento de los derechos emitidos por el constituyente, cabe recordar que la puerta legal de análisis de los agravantes a la constitución de la Ley Marco de Empleo Público es competencia de los magistrados, mediante acciones inconstitucionales que deben ser replanteadas en vista de análisis del nuevo texto, y que examinen las omisiones a nuestra Carta en la Ley N.° 10159.

Al mismo tiempo, lo integrado por Ley Marco de Empleo Público puede llegar a ser conocida por órganos internacionales y, a través de esa vía, exponer la violación de derechos laborales de los funcionarios cubiertos por tal normativa, situación que debe ser considerada en el actuar de los grupos de oposición.

Lic. Salvador Deusa Solano

Abogado especialista en derecho laboral y administrativo.

Cada 08 de marzo, conmemoramos el Día internacional de la Mujer, fecha que invita a recordar los acontecimientos acaecidos en el s. XIX, así como a reflexionar en torno a las condiciones que las mujeres enfrentan en distintos ámbitos de su cotidianidad y respecto de acciones necesarias (y urgentes) para construir espacios amigables para todas en los ámbitos público y privado, en los que están inmersas sus relaciones laborales y personales que, a su vez, incluyen aspectos atinentes a lo físico, psicológico y afectivo, por mencionar algunos.

En cuanto a la conmemoración, cabe recordar los hechos que la originaron, los cuales se remontan a 1857, año cuando un grupo de trabajadoras de la empresa Cotton (New York, EE.UU.), se organizó en una huelga con el fin de manifestarse en contra de las evidentes desigualdades laborales en medio de las que desarrollaban sus funciones, al tiempo que solicitaban salarios más justos y jornadas más cortas[1]. Aun cuando se hicieron escuchar en las calles, la voz de muchas manifestantes fue silenciada: debido a la represión policial, aproximadamente 120 mujeres fueron asesinadas.

A pesar de que evocar tales acontecimientos, definitivamente, reviste esta fecha de dolor, es fundamental recordar no solo la valentía y reivindicaciones que han logrado las mujeres en el mundo, sino que sus acciones han sentado un indiscutible precedente que nos invita (o debería hacerlo), en tanto colectivo, a trabajar en pro de la igualdad de género, el empoderamiento femenino, el respeto y protección de los derechos de la mujer, así como en erradicar la violencia -en cualquiera de sus formas- de todo espacio en el que nos desenvolvamos: solo así, podremos afirmar que vivimos en sociedades justas que procuran el bien común y, ante todo, el respeto de la dignidad humana.

Ahora, si bien es cierto se han conquistado grandes logros, más allá de lo laboral, aun queda mucho por hacer: saldar esa deuda que la sociedad tiene pendiente respecto de la mujer, sus derechos y condiciones, debe partir de una profunda reflexión sobre cómo actuamos dentro de este engranaje social, lo cual incluye nuestras relaciones interpersonales y se extiende hasta aquellas dinámicas que, como colectivo, perjudican a las mujeres, al punto de socavarlas, mientras sobreviven en entornos cada vez más hostiles e inseguros.

Partiendo de lo mencionado, y con la necesidad de realizar un análisis impresindible, cabe preguntar ¿qué acciones son necesarias para construir un mundo más justo para las mujeres? Algunas respuestas se enlistan a continuación:

  • Cuestionamiento de privilegios: es imposible reflexionar y generar acciones contra la desigualdad, sin antes cuestionar las condiciones y privilegios de quienes afirman que la desigualdad y la violencia de género no existen: tal negación fomenta mayores brechas de género, así como más complicidades y omisiones que terminan minimizando o, en el peor de los casos, invisibilizando las dolorosas consecuencias que el machismo perpetra en nuestra sociedad.
  • Propiciamiento de espacios de reflexión: es fundamental generar intercambios en los que, tanto hombres como mujeres, identifiquen situaciones de violencia e irrespeto a las mujeres y propongan acciones para corregirlas y subsanarlas: recordemos que la desigualdad y la violencia no son un problema que concierne solo a las mujeres; por el contrario, se constituye en uno que nos impide avanzar como sociedad en tanto es parte de una estructura que nos afecta de distintas y múltiples maneras.
  • Construcción de la empatía: colocarnos en el lugar del otro, así como escuchar sus inquietudes y preocupaciones, sin prejuicios, sirve para comprender a quienes nos rodean, por tanto, se constituye en una acción afirmativa, cuyo fin es fortalecer las relaciones humanas, la comunicación y el respeto.

Aunado a lo anterior, y como miembros de una entidad de educación superior en la que se forman los profesionales del futuro, las siguientes preguntas fungen como guía para reflexionar en torno al tema:

  • ¿Cuáles son las principales desigualdades que afrontan las compañeras (funcionarias y estudiantes) del Instituto Tecnológico de Costa Rica?
  • ¿Mis acciones se orientan a la construcción de espacios seguros e igualitarios para mis compañeras? Si no es así, ¿qué puedo cambiar para generar entornos que sí cumplan con tales características?
  • ¿Reconozco acciones/ situaciones que propician/aumentan la desigualdad?
  • ¿He propiciado situaciones que generan desigualdad para mis compañeras?
  • ¿He sido cómplice de situaciones que propician desigualdad y condiciones laborales que afectan a mis compañeras?
  • ¿Propicio espacios para conversar sobre lo anterior? ¿Me parece importante/urgente desarrollar tales temas?
  • ¿Comprendo la diferencia entre un homicidio y un femicidio?

Un verdadero cambio implica deconstruir los cimientos sobre los que se ha forjado esta sociedad: hasta, entonces, sin dejar de reconocer las grandes conquistas que han logrado las mujeres, es imprescindible que debatamos al respecto pero, ante todo, que actuemos.

[1] A pesar de la lucha, se mantienen condiciones de desigualdad en salarios de mujeres trabajadoras que, tanto a nivel profesional como no profesional, es más bajo que el de los varones en las mismas condiciones y hasta con menor preparación técnica y profesional, sin dejar de lado que el rol y responsabilidades de la mujer en el cuido parental, atención y administración del hogar y de adultos con algún padecimiento o dependencia, es mayor y conduce a un desgaste físico,  emocional y económico en la población femenina.

M.Ed Ariadne Camacho Arias
Secretaría Actas

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[1] Docente, Escuela de Idiomas y Ciencias Sociales, CTLSC.

[1] A pesar de la lucha, se mantienen condiciones de desigualdad en salarios de mujeres trabajadoras que, tanto a nivel profesional como no profesional, es más bajo que el de los varones en las mismas condiciones y hasta con menor preparación técnica y profesional, sin dejar de lado que el rol y responsabilidades de la mujer en el cuido parental, atención y administración del hogar y de adultos con algún padecimiento o dependencia, es mayor y conduce a un desgaste físico,  emocional y económico en la población femenina

Imágenes tomadas de Vector de igualdad creado por freepik – www.freepik.es

Este mes se conmemora el 08 de marzo, Día Internacional de la Mujer, fecha en la que se pretende hacer un énfasis especial en la mujer, al tiempo que se reconoce sus victorias; no obstante, también es una oportunidad de seguir tratando temas que repercuten en todos los ámbitos y que acrecientan la inequidad y desigualdad de género, a pesar de que, sin lugar a dudas, los logros conquistados hasta el presente son numerosos.

Partiendo de que todos los seres humanos tenemos los mismos derechos, podemos ver una visión más amplia, donde no se den luchas de poderes.

Equidad de género e igualdad de género: conceptualización

Primeramente, en cuanto a la igualdad de género, según las Naciones Unidas, se refiere a “la igualdad de derechos, responsabilidades y oportunidades de las mujeres y los hombres, y las niñas y los niños” (2015), por tanto, el sexo con el que nace debería determinar los derechos, oportunidades y responsabilidades de cada ser humano.

La equidad de género busca llevar a la práctica la teoría que expone la igualdad de género: en ese sentido encabeza la lucha por la inserción de cambios en los distintos ámbitos sociales en relación con el rol de las personas, siempre enfocando la idea de justicia (un ejemplo es dar a las mujeres una licencia de maternidad acorde a las implicancias del proceso de embarazo).

Luego, respecto de la equidad de género, busca que se considere, cuando corresponda, las diferencias entre géneros para dar a cada uno lo que le corresponde, lo cual implica el acceso a determinados derechos o responsabilidades.

Considerando lo anterior, y aunque suelen ser utilizados como sinónimos, existe una diferencia entre equidad e igualdad: por un lado, la igualdad de género se refiere a dar igual trato a todas las personas independientemente de su género, ya que todos, en tanto personas, poseen derechos humanos fundamentales; por consiguiente, se constituye en un principio jurídico universal, mientras que la equidad de género introduce, además, un componente ético para asegurar una igualdad real que de alguna forma compense la desigualdad histórica que el género femenino experimenta en cuanto a representación política o en el mercado laboral, por mencionar algunos.

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[1] Bibliotecóloga, Biblioteca José Figueres Ferrer. Campus Central, Cartago.

Respecto de la igualdad y la equidad, ¿cuáles son algunos temas pendientes en el ámbito científico, específicamente en las universidades?

Actualmente, las mujeres comprenden más de la mitad de la fuerza laboral, pero solo un tercio de la fuerza de trabajo científico. El MIT admitió en un documento elaborado en 1999 que, sin desearlo, habían discriminado mujeres. La UNESCO admite inequidad de hombres y mujeres dedicados a la investigación. A su vez, la Unión Europea tiene sus acciones para promover la excelencia mediante la integración de la igualdad de géneros; la Comisión de las Comunidades Europeas encuentra que las mujeres obtienen casi 40% de todos los posdoctorados, pero solo el 15% de las investigaciones industriales en Europa son mujeres; un informe sobre el papel de las mujeres en la ciencia encargado por la Comisión Europea afirma en sus conclusiones que “las científicas europeas ocupan muy pocos puestos de decisión; sus trabajos a menudos se evalúan peor; obtienen menos fondos y becas para investigar y son peor remuneradas que sus colegas masculinos.

¿Cuál es la realidad en Costa Rica?

En torno al tema, cabe destacar el estudio Las brechas de género en ciencia, tecnología e innovación en América Latina y el Caribe, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) (2018), el cual evidencia que más del 40 % de investigadores en América Latina son mujeres y, en las empresas, el porcentaje de mujeres que investigan se sitúa entre el 18 % y 28 %.

En Costa Rica, a partir del 2011, las graduaciones en disciplinas científicas comenzaron a tener más rostro femenino. Los datos de la plataforma Hipatia, del Estado de la Nación, señalan que en el 2017 la titulación de mujeres en áreas científicas y tecnológicas reportaba una tasa de crecimiento promedio anual de 11,8 %, mientras que la de los hombres era de 7,9 %.

Este cambio histórico tiene su punto de inflexión en las ciencias médicas, ya que se acentúa la cantidad de mujeres graduadas en este campo, específicamente en la carrera de Enfermería. No obstante, las demás ciencias (agrícolas, exactas y naturales, y las ingenierías) continúan marcando una brecha a favor de los hombres.

Además, el Primer Informe del Estado de las Capacidades en Ciencia, Tecnología e Innovación en Costa Rica, publicado en el 2014, aseguraba que, en los grupos investigativos, el 43 % de los actores relevantes eran mujeres, una cifra que ha crecido a través de los años, pero que sigue reflejando la desigualdad.

Al mismo tiempo, la remuneración de las mujeres investigadoras suele ser menor que la de sus colegas hombres: según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la diferencia general entre los salarios por hora entre uno y otro sexo ronda el 20 %.

Asimismo, las investigadoras muchas veces son víctimas de comentarios o contacto físico no deseado en el ambiente laboral y académico, por parte de acosadores, principalmente las más jóvenes. Esto tiene repercusiones emocionales y las inhibe en su crecimiento profesional.

El llamado es que debemos ser conscientes de que la equidad no es una visión caprichosa y feminista de igualdad, sino una necesidad para equiparar las oportunidades de los dos géneros, un cambio que necesariamente impactará de manera positiva a nuestra sociedad. Con una visión más humanista podemos lograr un equilibrio y un correcto desarrollo de la sociedad, mas es indispensable que se respete la contribución de todas las personas de cualquier género, cumpliendo el rol de ciudadanas y ciudadanos, individuos y generadores de recursos.

Desde AFITEC adquirimos el compromiso de trabajar conjuntamente con otras entidades en materia de defensa de los derechos de las funcionarias y funcionarios, mediante acciones como lo son:

  • Formular políticas y lineamientos para alcanzar la equidad
  • Hacer talleres/Charlas con temas que prevengan el hostigamiento sexual, normalización de conductas impropias
  • Exigir una cultura de igualdad en el trabajo
  • Establecer protocolos e instancias para atender las denuncias de discriminación, acoso, hostigamiento y otras formas de violencia de género.
  • Trabajar sobre las repercusiones que tienen sobre las víctimas y acompañarlas en ese proceso.
  • Generar diagnósticos sobre la condición que guarda la igualdad entre hombres y mujeres en la institución.
  • Poner en marcha procesos permanentes de sensibilización para las distintas poblaciones de la comunidad universitaria, incluidas las personas que ocupan puestos de gestión.
  • Diseñar campañas permanentes de difusión a favor de la equidad de género dirigidas a todos los públicos.
  • Impulsar acciones de reconocimiento a las personas o instancias de la comunidad universitaria que favorezcan la igualdad entre hombres y mujeres.

M. Ed. Jessie Calvo Molina
Secretaría General adjunta

Referencias:

Mujeres, O. N. U. (2015). La igualdad de género. ONU para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres.

Umaña, P., & Vargas, L. (2018). La participación de las mujeres continúa relegada en las ciencias. Noticias UCR10.

Unesco (2005). Hacia las Sociedades del Conocimiento. París, Francia: Unesco.

AFITEC

marzo 31, 2022

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